Quito, 13 de febrero de 2016

Boletín de Prensa No. 016

Cortázar dejó a la literatura una herencia de obras para llorar, cantar, matar hormigas en Roma, dar cuerda al reloj; sumergió a sus lectores en un mundo donde el tiempo y el espacio estaban construidos como un telar de sueños.

El escritor, traductor e intelectual latinoamericano que supo renovar las literatura en la segunda mitad del siglo XX, es considerado como el maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve. Cortázar rompió los esquemas, convirtiéndose en uno de los primeros autores en cambiar la línea de construcción de la narrativa entre la realidad y la ficción, convirtiéndose en parte fundamental del Boom latinoamericano.

Su esencia innovadora y original de escribir tuvo gran acogida en público juvenil por los cuestionamientos hacia las formas, las relaciones y el sistema. Se consideró a sus obras como parte de un “cuestionamiento vital” que hurgaba en la búsqueda remanente de la autenticidad y el existencialismo, de la vida y del mundo. Una novela que entremezcla narrativa y poesía rompiendo con todos los estándares del momento es ‘Rayuela’ en 1963, considerada su obra magna y ahora un clásico de la literatura.

Ciertamente, la obra de Cortázar es un tesoro literario por lo que en febrero de 2015 un colectivo argentino liderado por el periodista Bernardo Gutiérrez, impulsó la campaña #FreeCortázar para poner en la opinión pública y reclamar la liberación de derechos de autor de las obras del recordado escritor.

La campaña plantea poner en dominio público sus obras, alegando que todo el mundo debería tener derecho al libre acceso, a la copia y la remezcla. La intención de recopilar firmas digitales en el sitio web #FreeCortázar, queremos las obras de Cortázar en dominio público pretende propagar un patrimonio cultural que las limitaciones plateadas por el copyright no lo han permitido, a pesar de que están quienes también sostienen que hay que respetar el copyright y los derechos de autor tratando los términos como iguales.

Cuentos, novelas, prólogos, traducciones, poesía y misceláneas son algunos de los géneros a los que el Autor dedicó gran parte de su vida, además de la fotografía. Su extensa producción literaria supera las 80 publicaciones, sin contar las obras póstumas. Entre sus obras destacan Presencia (1938), La otra orilla (1945), Historias de cronopios y famas (1962), La vuelta al día en ochenta mundos (1967), Octaedro (1974), Deshoras (1982) y Argentina, años de alambradas culturales (1984).

Nacido en Bruselas e hijo de padres argentinos, Cortázar adquirió su pasión por la lectura y la escritura a muy temprana edad, dominando a autores relevantes como Edgar Allan Poe, escribió su primer cuento a los 10 años. Posicionándose en su respetada carrera como escritor que se caracterizaba por desnaturalizar el mundo para imprimir una óptica diferente a la que ofrecen los valores occidentales, se licenció en Letras para luego estudiar en Paris gracias a una beca.

El pasado 12 de febrero se cumplieron 32 años de la muerte de Cortázar, pero su  herencia permanece viva, pues impuso un antes y después en la literatura argentina y latinoamericana rompiendo paradigmas que jugaban con la temporalidad, lo que hace que su legado sea reconocido como referencia a nivel mundial.

Etiquetas:#JulioCortázar  #DerechoDeAutor  #IEPIaporta
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