Literatura ecuatoriana al acceso de personas no videntes

Imaginémonos que nunca hubiera habido exclusión. Que los libros, absolutamente todos los libros, hubieran sido pensados, también, en función de las personas no videntes o con discapacidad para leer. Una de esas personas hubiera podido ir a una biblioteca o a una librería y decir: quiero la novela Cando los guayacanes florecían, y el vendedor le habría dado la versión en audio de dicha novela. Esa persona hubiera podido disfrutar, como cualquiera que tiene la vista normal, de la obra de Nelson Estupiñan Bass.

Pero no fue así. Las personas con ceguera o con problemas para la lectura fueron históricamente excluidas. Para ellas, conseguir obras de reconocimiento internacional era difícil, no se diga de la literatura ecuatoriana. Por eso, hay que destacar la labor que hace la Biblioteca de las Fuerzas Armadas, ESPE. Allí hay ya más de 20 mil textos traducidos a sistema Braille o a audio-libros o a texto electrónicos para que las personas con discapacidad en la vista puedan acceder en centros que están distribuidos en las 24 provincias donde funcionan asociaciones de ciegos.

En lo referente a literatura ecuatoriana, María Inés Valenzuela, bibliotecóloga que trabaja en la ESPE, colabora en la lectura de libros. Ella dice que “la literatura ecuatoriana es quizás un poco desconocida para este grupo (de personas ciegas o con alguna discapacidad para  leer). La intención nuestra es que accedan a libros en audio pero con voz humana, porque se los puede encontrar con voz electrónica, y posiblemente tenemos libros argentinos, españoles o colombianos, pero con voz y acento ecuatorianos no tenemos. Y qué mejor difundir la literatura ecuatoriana, ¿no?”

Así que gran parte de su trabajo consiste en leer obras para convertirlas en audio-libros para ciegos.

Lo que hace María Inés Valenzuela es lo que podría llamarse un trabajo gozoso. A más de pasar el tiempo leyendo literatura ecuatoriana, ya de por sí algo estimulante para el espíritu, sabe que el producto de su labor beneficia a personas ciegas o con discapacidad para leer.

Ella está satisfecha con el Tratado de Marrakech aprobado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), “el acceso equitativo al conocimiento, la educación hacia todas las personas absolutamente, incluyendo las personas con discapacidad, esto es una de las mejores cosas que como país estamos haciendo, para que haya igualdad de oportunidades para todas las personas”.

Hoy están dadas las condiciones para que las clásicas novelas de Demetrio Aguilera Malta, Enrique Gil Gilbert, José de la Cuadra, Jorge Icaza, así como las de autores contemporáneos como Aminta Buenaño, Edgar Alan García, Huilo Ruales, Jorge Dávila Vásquez y tantos otros estén al alcance de estas personas, y pueda ser que, sí, efectivamente, el mundo y nuestro país empiecen a ser más incluyentes.

Enlace para ver esta noticia:
http://youtu.be/fLE20lKfklI

 


 

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