Kléver Viera pertenece a la generación de bailarines y bailarinas pioneras que constituyeron el Frente de Danza Independiente en Ecuador. En este 2014, Kléver cumple 40 años de vida artística. En el año 2004 dejó el Frente para dedicarse autónomamente a la danza contemporánea y su enseñanza.

Después de varios proyectos desarrollados colectivamente como el caso de la experiencia ‘El arrebato Danza Urbana Performática’, Viera concluyó que trabajar de manera independiente representaba un trabajo sin financiamiento. Dadas las circunstancias, se adhirió al Ballet Ecuatoriano de Cámara donde, desde el año 2007, ejerce su profesión.

Viera detalló: “En el Ballet Nacional he podido crear un espacio más autónomo, un espacio más bien de aprendizaje, de investigación y también de encuentro con la gente que aspira a bailar y que no está dentro de las instituciones oficiales”. “He trabajado casi tres años en esa área (la enseñanza) y, una vez más, ha sido la oportunidad de constatar que en Quito hay mucha danza, hay mucha gente a la que le interesa el arte y la danza”.

Viera y sus performances independientes e inéditas suponen un acto de creación en el que él como bailarín es, al mismo tiempo, el creador de estas obras escénicas. “A través de los años yo he logrado crear ciertas formas de trabajo y formas de poner en escena con poquísimos recursos. Así lo he hecho toda mi vida: con métodos y formas de reciclar, inclusive con basura, con tarros, con periódicos hago mis escenografías, hago los objetos para poner en escena cosas muy interesantes”. De manera que Viera, además de bailarín y creador, es quien, personalmente, hace la puesta en escena: “Otro sistema que tengo es reciclar los vestuarios. He trabajado 40 años con dos, tres y cuatro trajes que han servido para múltiples experiencias y para crear muchos personajes”.

Viera aseguró estar convencido de que, para el caso de la danza contemporánea en Ecuador, es importante y necesario valorarla, resguardarla y preservarla, más aun considerando que se trata de una acción inasible y cuyo formato no deja más registro que el momento mismo de la acción. “Habrá que trabajar mucho en ese sentido, hay que recuperar esa memoria, habrá que hacer investigaciones, hay alguna gente de la danza que ya está preocupada por hacer investigaciones como, por ejemplo, sobre la década de los 80, que fue muy importante ya que fue cuando nació el Frente de Danza Independiente”.

A pesar de la importancia que Viera encuentra en el hecho de salvaguardar el arte de la danza, otorga, igualmente, valor al acto de “piratear” bienes y objetos artísticos: “Cuando dicto talleres siempre digo que todo es “pirateable”: discos, música, temas, vestuarios, aprendiendo a tamizar -eso sí-, pero todo es usable. Yo mismo he hablado de filosofía, de pintura, de poesía, de manera fragmentada y descuartizada, pero son temas de los que me sirvo. Entonces, para mí, esa es una actitud positiva porque abre todos los recursos para crear y ponerlos a disposición sin olvidar que hay que hablar de derechos de autor, es decir, sobre la importancia de reconocer y valorar al artista ecuatoriano”.

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Kléver Viera y su experiencia de creación artística durante 40 años en Ecuador