La autoría debe ser respetada desde la creación

Juan Sebastián Aguirre, más conocido por su nombre artístico Apitatán, es un ilustrador y artista urbano de Quito, quien desde hace cuatro años se dedica a pintar murales en lugares públicos. La obra de Apitatán se inspira principalmente en la vida cotidiana, en el día a día de la gente. “Me inspira mucho mi abuelito y las historias que él me cuenta o cuando voy en el bus y escucho cómo hablan las señoras. Todo eso a mí me inspira y es de donde salen mis murales”.

Según Apitatán, la característica más importante del arte urbano es que está al alcance de todos “desde el primer trazo (la obra) ya está expuesta en una galería urbana, a la vista de todos. No necesitas pagar o entrar a un museo, sino que está en la calle y es para todos”. Sin embargo, explica que es necesario diferenciar y saber apreciar los distintos tipos de intervenciones urbanas tomando en cuenta el esfuerzo realizado por los artistas para presentar sus obras, pues, existen intervenciones sancionadas por las autoridades y muchos artistas se ven afectados por estas medidas.“Tanto para el control y las sanciones es importante diferenciar lo que es un grafiti, grafiti político, los tags y lo que es un mural. Hace poco estábamos pintando una pared y se acercaron unos municipales. O sea, es una molestia porque al final uno está invirtiendo, no solo en trabajo sino en tiempo, en amor y dinero. Y es feo que no exista una retribución aunque sea de dejarte pintar tranquilo”.

La inversión que los artistas urbanos realizan para presentar sus obras es un tema generalmente ignorado por el público. Para realizar sus murales, Apitatán utiliza pintura spray, pintura de pared, rodillos, brochas y otros materiales. Para tener una idea, por ejemplo, su mochila de pintura cuenta casi siempre con 20 latas de pintura y cada una de ellas cuesta 6 dólares. Es decir, que solo en pintura el artista invierte alrededor de 120 dólares. Dinero sobre el que no hay certeza de una retribución económica. Pues, según explica, la forma en la que recupera lo invertido es mediante contratos que surgen con personas o empresas que aprecian sus obras urbanas. “Fruto de esos muros la gente se contacta conmigo para hacer trabajos bajo pedido, como cuadros, ilustraciones, diseños o incluso diseño de tatuajes”.

Apitatán considera que la propiedad intelectual consiste en la propiedad que tiene un autor sobre la obra que genera y su autoría debería ser respetada desde el momento de la creación, pues no siempre realizan los trámites de registro. “Creo que (el registro) es muy importante, pero pienso que debería existir un poco de empatía con el artista porque tampoco puedes registrar todo lo que haces. No tienes ni el tiempo, ni el dinero, ni la manera de estar registrando absolutamente todo lo que haces.”


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