40 años del género que pasó de la “inconformidad” a ser música
Quito, 05 de febrero de 2016
Boletín de Prensa No. 014
El pasado 4 de febrero se cumplieron cuatro décadas de la publicación del primer disco de Ramones. Este sería el inicio del punk, un movimiento cultural y musical que revolucionaría la forma de concebir el mundo.
En la ciudad de New York surge Ramones, una banda conformada por cuatro integrantes que con su primer disco marcaba el paso a una generación. Canciones de no más de dos minutos, generalmente de tres acordes, letras lúgubres y llenas de ira causaron furor en el público y creó una legión de adeptos que por primera vez se sentían identificados. Una nueva forma de hacer rock se estaba gestando, en la que la música estaba en un segundo plano, lo que realmente importaba era la actitud. El género denominado «punk» empezaba sus primeros pasos.
Este término inglés se define como suciedad, escoria, vagancia. Los medios locales comenzaron a designar con esta etiqueta a los jóvenes que se manifestaron en contra del sistema en las épocas de crisis de Inglaterra. Con el tiempo la palabra se utilizó para designar a la música poco elaborada hecha por algunas bandas.
A mediados de 1976, aparece en escena una nueva banda musical llamada Sex Pistols, su actitud rebelde y transgresora cautiva al público londinense. La audiencia queda gratamente impresionada ante el «caos» que constituía en escena este cuarteto de muchachos que no demostraba empacho en insultar y agredir al público, cantar abiertamente contra la autoridad, y expandir el mensaje que «no existía futuro». En pocos meses su trajinar por los pubs de Londres se convirtió en su único y aclamado disco Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols que cambiaría la historia de la música y le daría al rock un aire de renovación, que las generaciones siguientes apreciarían en su magnitud.
A la par de los Pistols, toma la posta The Clash que a diferencia de los primeros, estos tenían una actitud abiertamente política. Su lírica hablaba de la necesidad de la juventud de rebelarse contra el sistema y la sociedad que los oprime, y sobre esas cenizas edificar el nuevo mundo en el cual el anarquismo y la autogestión sería la norma.
El Punk como movimiento cultural y musical tuvo poco tiempo en boga, pero su mensaje permanecería en sus fans. Revolucionó la música al ofrecer alternativas creativas que se vieron plasmadas en los 80 y 90, e hizo perder el miedo a los músicos de intentar algo nuevo. Aunque tuvo un renacer a principios de los 90 con bandas como: Green Day, Offspring y, Rancid no tuvo la trascendencia como en los años 70. El género desde entonces hasta la actualidad es considerada como la «música del garaje», de las barriadas, de los tugurios de los «inconformes», de los que no aceptan el mundo que viven y luchan por cambiarlo.
En los años setenta, la juventud americana y británica vivía sumida en el «desencanto». La crisis económica, el desempleo y la falta de oportunidades constituían el caldo de cultivo perfecto para germinar la decepción y el hastío hacia una sociedad que no los representaba. El rock, que en un inicio con su actitud rebelde y transgresora poco a poco había decaído en un aburguesamiento hasta constituirse en un elemento más del mercado. De la esperanza y optimismo de los hippies en cambiar el mundo, se había decaído en un mundo diferente en el cual el futuro no existía.
Desde entonces, el género toma la posta como vanguardia musical y se convierte en la voz de una generación “negada a soñar”, que por primera vez pudieron alzar su voz con himnos de apenas dos minutos. El punk se populariza y muestra al mundo opciones musicales que la mayoría de veces fueron rechazadas. Evitó la evolución lineal del rock y trajo de nuevo la rebeldía que había olvidado.
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