Pasillo Nacional: 38 años de una herencia musical y cultural
Quito, 10 de febrero de 2016
Boletín de Prensa No. 015
Una manifestación musical de cientos de fans conmemoró los 38 años de la muerte del ‘Ruiseñor de América’ y embajador de la música nacional, el pasado 9 de febrero en Guayaquil.
El pasillo se consagra como un género musical arraigado en la idiosincrasia y en la cultura nacional que identifica a los ecuatorianos. Interpretado por figuras emblemáticas como los Carlota Jaramillo, los Hermanos Núñez, Margarita Lasso, los Hermanos Miño Naranjo, entre otros, el pasillo ecuatoriano tuvo sus inicios gracias a la proyección internacional que alcanzó Julio Jaramillo, el conocido y recordado ‘Ruiseñor de América’ o ‘Mister Juramento’.
El 9 de febrero de 1978, muere el intérprete, poeta y compositor guayaquileño que llevó nuestra música a escalas internacionales y nos heredó una identidad con el pasillo ecuatoriano. Desde entonces nacen los mitos de quien en vida ya fue un personaje. Julio Alfredo Jaramillo Laurido se ganó América y fue galardonado con decenas de títulos que le otorgan la fama del embajador de la música ecuatoriana, que después de casi cuatro décadas de su deceso vive en cada canción, poema, serie de televisión y película de los que sería protagonista durante su carrera artística; pero sobretodo, permanece en la memoria imborrable de un pueblo que lo admiró.
Junto a Pepe, su hermano mayor y contra la voluntad de su madre, comenzó a cantar en la Casa del Músico Toapanta, carrera que combinó con el oficio de zapatero en Guayaquil. A los diecisiete años ya era conocido por su hermosa y cálida voz, consiguiendo su primera intervención en Radio Cóndor. En 1950 formó trío con dos amigos y se dieron a recorrer los pueblos de Esmeraldas y Manabí.
En marzo de 1956, el tema Fatalidad catapultó su fama vendiendo seis mil copias en una semana. La canción fue escuchada en todas las radios del Ecuador y en las principales emisoras de varios países de Latinoamérica. El éxito arrollador hizo que al finalizar el año, Julio haya grabado una docena de discos para el sello Ónix, dándose inicio a su carrera formal.
Pero su reconocimiento internacional llegaría al año siguiente (1957) con el tema Nuestro Juramento, que incluso en 1981 fue llevado al cine mexicano. Fue a partir de estos éxitos que la industria musical le permitió realizar varias giras desde Ecuador hasta Argentina, Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Venezuela, Uruguay y toda América Central. Su última gira internacional tuvo lugar en Estados Unidos y Canadá.
Melodías como De cigarro en cigarro, Alma mía, Interrogación, Odio en la sangre, Te odio y te quiero, Carnaval de la vida o Cuando llora mi guitarra, todavía se escuchan en las radios de América Latina.
De varios coleccionistas de Julio Jaramillo como el guayaquileño Alfredo Enderica, el japonés Yoshinori Yamamoto (el mayor coleccionista en el mundo), así como del mexicano y venezolano merecedores del segundo y tercer puesto de coleccionistas se sabe que grabó cerca de 5.000 canciones durante sus 23 años de vida artística, de las que 49 obras escritas y musicalizadas con su firma están registradas en la Sociedad de Gestión Colectiva Sayce.
Su legado y huella permanece en el pasillo ecuatoriano, considerado por muchos como una manifestación musical que no muere ni morirá con el paso de las generaciones, pues actualmente existe una nueva ola de músicos nacionales e internacionales que están reinventando sus melodías.
Cada año, desde la muerte de Julio Jaramillo el 9 de febrero de 1978, cientos de fans acuden a la tumba del artista en el Cementerio General de Guayaquil a rendir homenaje al grande de la música nacional, entonando los éxitos que se consolidaron en la voz del ‘Ruiseñor de América’.
Este género que caracteriza al país es homenajeado cada 1 de octubre, declarado como el Día del Pasillo Ecuatoriano por Decreto Ejecutivo en 1993, en honor al natalicio del considerado mejor cantante ecuatoriano de todos los tiempos.
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