"Busco textos que rompan un poco los esquemas"

Quito 12 de mayo de 2016

Nota de Prensa Nro. 025

Juan Pablo Crespo, editor de Turbina joven editorial ecuatoriana- habló con nosotros sobre su sello y el trabajo de producir libros, también nos comentó sobre el buen momento que vive actualmente la literatura ecuatoriana.

¿Cómo nace la idea de la Editorial Turbina?

La editorial Turbina nace de un sueño que siempre tuve. Me involucré en la edición de textos al trabajar con muchas editoriales de Ecuador, y también españolas. Es algo que me encantó hacer. Durante muchos años estuve dedicado a la docencia en varias universidades. Aprendí mucho en ese trabajo pero uno va cumpliendo ciclos.  Decidí retirarme de la docencia – no totalmente, sigo impartiendo un seminario en la maestría de Literatura Latinoamericana de la Universidad Católica-, y hacer algo que me ha gustado y siempre he querido hacer. En enero de este año empecé con la editorial, me lancé, y ahí vamos, cuatro meses con Turbina.

¿Cuál es el proceso de selección de un texto? ¿Qué hace publicable a un autor? 

Cada editor tiene sus propios parámetros y publica determinado tipo de textos. En mi caso particular, el primer parámetro para seleccionar un texto es que corresponda con el ámbito literario. En segundo lugar, editorial Turbina trata de publicar textos que rompan los esquemas, es decir, no me interesa publicar obras ya consagradas. Creo que hay que incentivar la literatura de los autores que están escribiendo actualmente, muchos de ellos incluso son totalmente desconocidos, es necesario impulsar esas nuevas voces. Sobre todo, para mí, lo que me enamora de un texto – y digo «este texto lo quiero publicar»- es que rompa los esquemas, de alguna manera. Es decir, que un texto no está tratando de cumplir con moldes o de imitar a otros autores, sino que tiene una propuesta propia y que está tratando de romper las fronteras. Me gustan textos que tienten las fronteras genéricas, estéticas, sociales, morales, todo tipo de fronteras.

Insomnio es un compilación de 9 autores ecuatorianos. Algunos de reconocida trayectoria como Gabriela Alemán y Adolfo Macías, otros escritores en ciernes como Daniela Alcívar, y finalmente autores desconocidos pero con un gran potencial como Esteban Poblete. ¿La selección de estos autores a qué responde?

Precisamente esta colección Artefactos, donde Insomnio es el segundo título -el primero fue Arrarrau-, responde a lo que decía anteriormente. Busco textos que rompan un poco los esquemas, que evidentemente tengan un alto nivel técnico en la escritura, pero que sobre todo tengan una propuesta nueva, que de algún modo le quiten la calma al lector, le roben la calma. No sean textos tranquilizadores, ni conformes ni conformistas ni conformadores. Sino textos que le roben la calma al lector, que le permitan cuestionar sus propios límites, sus propios presentes.

En lo temático, como versa el subtítulo del libro, son nueve cuentos de noches infames. Esa también fue una condición. Estos son textos escritos ad hoc, exclusivamente para el libro, salvo el de Gabriela Alemán todos fueron escritos para el libro, fueron textos con consigna.

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Presentación de «INSOMNIO, nueve cuentos de noches infames», en Café Democrático de Quito (28/04/2016)

¿Cuál es tú opinión de literatura ecuatoriana en este momento?

La literatura ecuatoriana creo que está atravesando por un periodo bastante interesante. Me parece que de tres años a esta parte la literatura ecuatoriana ha despuntado de una manera sumamente interesante, no solo en las producciones ni en el nivel de las producciones, que honestamente siempre fue algo que yo siempre me quejé. Salvo autores excepcionales o generaciones excepcionales como la del 30, me parecía que la literatura ecuatoriana en general tenía un problema más que de calidad de conservadurismo, de siempre tratar de imitar otros modelos, siempre encajarse en ciertos géneros; un facilismo me parece que había ahí, y un poco de miedo de no arriesgarse.

Creo que de tres años para acá ha cambiado mucho la cosa, y creo que tiene mucho que ver con que las generaciones jóvenes ahora son más contactadas por las redes sociales, más viajadas, más migrantes, más nómadas en el sentido de que se mueven por el mundo aunque sea por medio de las redes sociales, no necesariamente de un modo físico, lo que creo ha abierto muchas perspectivas. La literatura ecuatoriana actual es mucho más arriesgada, mucho más valiente, mucho más experimental. Estamos atravesando un periodo muy interesante, muy intenso, de mucha creatividad.

¿Y el momento actual en el ámbito editorial?

Lo mismo sucede en el ámbito editorial. Hace poco salió un artículo de Pablo Salgado que habla de la movida independiente en Ecuador. Es impresionante, la  gran cantidad de editoriales independientes, muchas de ellas excelentes. Me gusta esto de que es un ámbito, como decía Kafka, de literatura menor. Es decir, una literatura menor como la nuestra no significa que sea de mala calidad sino que su ámbito es pequeño. No es una literatura como la española, o en América Latina como la mexicana o argentina, sino que su radio de acción es reducido: eso es una literatura menor no una literatura de mala calidad. Pero tiene una cosa interesante esto de la literatura menor, que el contacto entre sus agentes, sus integrantes, sus gestores es muy directo. Entonces ocurren fenómenos como por ejemplo, los de las editoriales independientes somos todos panas, lo que no ocurre con las editoriales grandes en los ámbitos grandes que están compitiendo, que se están robando el autor. Aquí no. Yo voy a publicar un libro con Turbina y Ruido Blanco va a publicar otro libro de la misma autora, Daniela Alcívar. No estamos compitiendo por la autora. Lo vamos a hacer en el mismo acto, el mismo día. Estamos compartiendo evento.

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El libro en papel en estos momentos está en crisis frente a otros formatos. Las nuevas generaciones no están acostumbradas a leer más de 400 palabras. ¿No es una apuesta demasiado alta: sacar, promocionar y distribuir libros este momento?

Es un riesgo muy alto. Creo también que es importante correr riesgos altos. Más que combatir que las nuevas generaciones están acostumbradas a las 400 palabras, más que ponerse en contra y satanizar estos nuevos lenguajes de estas nuevas formas breves de la comunicación, yo creo que debemos aprender a dialogar y situarnos con respecto a estos nuevos discursos. En Turbina intentamos manejar el formato pequeño, breve, económico – 5 dólares -. Valoro mucho el libro como objeto y creo que hay que entender a los lectores por lo que manejamos un formato que cuenta con un buen diseño, esto hace que el libro en sí muy atractivo. Las historias que lo conforman son breves, muy intensas, con un ritmo alto, que atrapan al lector.

Parece que está funcionando por la gran acogida que ha tenido el producto, tanto así que Arrarrau está prácticamente agotado, por lo que pienso que estamos entendiendo a los lectores y viendo cómo podemos llegar a ellos con un producto atractivo, conveniente y accesible económicamente. Por otro lado, tenemos pensado más adelante tener publicaciones digitales ya que son un excelente medio de difusión para que llegue la literatura a más sitios y traspase  las fronteras de una forma más directa.

¿Qué tan importante es para ti el Derecho de Autor y el registro de obras en el IEPI?

El derecho de autor para mí es un tema sumamente importante. Es un reconocimiento a un esfuerzo que se hace, un esfuerzo que muchas veces no se aprecia tanto. El trabajo que hace un autor y un editor por publicar una obra. Es un reconocimiento importante, merecido, una garantía que el trabajo realizado en todas sus etapas tenga su debido valor. Es importante registrar la obras porque es necesario que se reconozca la propiedad intelectual para que todos los beneficios que la obra pueda producir le sean adjudicados a las personas que trabajaron en la misma.

¿Cuáles son los proyectos a futuro de la Editorial Turbina?

La colección Artefactos se completará este año. Esperamos que en noviembre para la feria del libro podamos sacar el último tomo y aprovechar el evento. Estamos produciendo la colección Turbulencias, la cual es una colección de formato más grande y de autores individuales. El primer tomo de la colección se lanza este mes – viernes 13 de mayo – con el libro de Daniela Alcívar, Pararrayos. Esperamos hasta final de año tener otro libro de esta colección y si nos va bien completar con un tercero. Turbulencias es nuestro producto estrella y es la que va continuar en el transcurso de tiempo. Tenemos algunas ideas de editar libros de cómics, artes gráficas, fotografía, pintura, pero siempre pensadas en formato pequeño.

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