Familia Pachay, historia viva del Sombrero de Montecristi

El sombrero de Montecristi, una de las dos denominaciones de origen (DO) que tiene el país, es un producto de gran tradición. Con él se tejen historias que son importantes de rescatar y de relatar. Una de ellas es la de la familia Pachay, conformada por artesanos que ha entregado su vida al trabajo toquillero. A través de Kleyder Pachay, el primero de los montecristeños en obtener el permiso de uso de la DO, conoceremos parte del mito que esconde uno de los sombreros más bellos del mundo.

Kleyder asegura que su familia ha estado involucrada en la elaboración de este arte milenario desde hace más de cuatro generaciones. “En Montecristisiempre va a estar involucrada la familia Pachay, si no es el primer apellido es el segundo apellido” de los artesanos que tejen el célebre sombrero. Evidentemente, continúa, hay otras familias involucradas que conservan el conocimiento ancestral.

Con nostalgia recuerda que su madre, Florida Pachay, ha sido el soporte económico de su familia, “con el sombrero ha criado básicamente a dos generaciones, la de sus hermanos y la de sus hijos”. Su entrega en la elaboración del sombrero le ha valido el reconocimiento de la UNESCO. En Lima, este organismo internacional consideró que el sombrero de Montecristi fue el mejor de varios competidores y lo declararon con un premio a la excelencia. Además, Florida fue parte de una condecoración en Quito y después participó en una manifestación cultural en París, en la casa de la UNESCO.

Su familia también es parte de la Asociación de Artesanos de Montecristi, la que congrega a buena parte de quienes tejen el sombrero. Esta Asociación solicitó al Estado, hace aproximadamente diez años, que se evaluara la posibilidad de otorgarle una denominación de origen al sombrero, para fortalecer su producción. “Es ahí cuando comienza una ardua tarea, conjuntamente con el IEPI,para hacer las investigaciones. El Gobierno invirtió un monto considerable en contratar a personas especializadas”.

Desde ese momento se realizaron varias capacitaciones con expertos internacionales provenientes de Suiza, Francia, México, Italia y Perú. El 15 de junio de 2009 se declaró como DO al Sombrero de Montecristi, durante la presidencia en la Asociación de Artesanos de Otto Pachay. Y el primer artesano en solicitarla fue nada más y nada menos que Kleyder Pachay. Esta es una DO geográfica, lo que implica que solo quienes se encuentran dentro de la zona del cantón Montecristi pueden solicitarla.

A su vez, solo quienes se encuentren en los tres pasos de producción avalados por el IEPI pueden acceder a ella. En el primer paso está involucrado el individuo que siembra y cultiva la materia prima. En el segundo,se ubica quien teje el sombrero antes de rematarlo. El tercer paso es en el que se encuentra Kleyder y su familia, quienes rematan los sombreros, los azocan y realizan“la labor de joyero”.Esta labor de joyero, dice el artesano, consiste en transformar el sombrero en un verdadera obra de arte, en cambiar pajas imperfectas y dejarlo listo para venderlo en el mercado nacional e internacional.Todos estos son conocimientos ancestrales que se han adquirido por herencia.

Las DO, como explica Kleyder, “fortalecen no solo al productor, sino también a la ciudad, porque las ciudades que tienen DO en el mundo se vuelven ciudades turísticas”. Por lo que el IEPI ha empezado campañas de difusión en toda la zona, para que sean los mismos artesanos quienes difundan su importancia.

La preocupación que hoy tiene Kleyder y muchos de los artesanos de Montecristi es que su descendencia no quiere continuar con su tradición. Por ello aplaude la iniciativa de la Refinería del Pacífico, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y el Ministerio de Cultura y Patrimonio, de generar la Escuela de Taller en Pile. Esta escuela recibe a varios jóvenes y adultos del cantón que estudian durante dos años todos los fundamentos para elaborar los mejores sombreros, desde su historia hasta su tejido.

El artesano, que sigue tejiendo con sus manos la historia toquillera, está próximo a emprender un viaje a Europa, que no le es nuevo. Anualmente acude al encuentro con varios compradores internacionales, quienes buscan un sombrero de gran calidad. Pachay asegura que “siempre hay la esperanza de comercializar y mejorar el estándar de vida de nuestros artesanos y de uno mismo”. Sin embargo, ha tenido algunos malos momentos en tierras lejanas, los que le han obligado a estar atento a la hora de cerrar sus negocios.

Los sombreros de la familia Pachay han llegado a mercados lejanos como China, Francia, Italia, Suiza y Estados Unidos. Su esfuerzo y perseverancia han dado resultados, tal vez no en gran medida desde lo económico, sinodesde el desarrollo colectivo, logrando esa DO que es una apuesta al futuro. Su anhelo es que mañana la tradición se conserve y que exista más equidad a la hora de repartir las ganancias del sombrero fino de paja toquilla.

Enlace para escuchar esta noticia:
https://soundcloud.com/iepi_ecuador/familia-pachay-historia-viva-del-sombrero-de-montecristi
Enlace para ver esta noticia:
http://youtu.be/q6yxQ7Nih7s


 

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