Guitarras Chiliquinga, pasión que perdura en el tiempo

La palabra legado proviene del latín legatusy, entre sus varias acepciones, se encuentra una que hace referencia a aquello que se deja o transmite a los sucesores, sea material o inmaterial. El legado familiar, tan transcendental en tiempos pasados, puedeser interpretado como la transmisión de valores, bienes o elementos que se consideran importantes para aquellos que forman la cadena de traspaso. Hugo Chiliquinga Espín, luthier ecuatoriano reconocido a nivel mundial, fallecido en el mes de octubre del año 2011, dejó en su familia el mayor de los legados, su conocimiento y habilidad para la construcción de guitarras y requintos con un sonido único, y con ellos, el valor del trabajo, el esfuerzo y la dedicación.

El maestro nació en Píllaro, provincia de Tungurahua. El arte lo aprendió de su padre ya que, con tan solo ocho años, empezó a ayudarlo a armar arpas, guitarras y bandolines. Cuenta la historia que más o menos a los doce años hizo su primera guitarra y a ésta la siguieron muchas más. Con la venta de estos instrumentos pudo pagar su educación y su vestimenta.

Un día, incentivado por su padre, Hugo salió de Píllaro y empezó a viajar por el Ecuador para descubrir cómo se hacían las guitarras en otros lugares. Se asentó en Quito y buscó la manera de perfeccionar más y más los métodos y las formas. Consuelo Giraldo, su esposa, comenta que pasó toda la vida tratando de crear un instrumento único.

Ese ímpetu lo llevó a viajar aún más lejos. Conoció Estados Unidos, México y buena parte de Europa, y fue en España donde conoció a Domingo Esteso y a Manuel Contreras, entre otros reconocidos luthiers de la península ibérica. Luis Moreno, esposo de Carina Chiliquinga y yerno del maestro, cuenta que fue Contreras quien lo retó a buscar su propio sonido. “En España eran famosos por inventar el doble aro, el doble fondo y cada sonido era especial”, entonces el reto consistía en crear algo distinto que vuelva único su trabajo.

Volvió al país con el sueño de fabricar las Guitarras Chiliquinga, con un diseño distinto a cualquier otra guitarra en el mundo. Experimentó con diversas maderas, modificó millones de veces la estructura armónica, jugó con los barrotes y las tiras de madera que van en su interior, y creó sus propias máquinas para facilitar el trabajo. Hasta que un día encontró lo que buscaba.

Como explica Moreno, todos los componentes de la guitarra tienen mucho que ver con el sonido, pero la tapa armónica es lo esencial. Por ello Hugo trabajó y trabajó en ella y “llegó a una especie de rueda de bicicleta con radios, a una tapa radial armónica”. Este diseño le permitió nivelar el sonido de bajos y primeras, que es algo muy difícil de lograr aunque fundamental.

“En las guitarras, por lo general, suenan más los bajos que las primeras. Algunos constructores han buscado maneras para que suenen las primeras al nivel de los bajos, que es lo óptimo, pero a nadie se le ocurrió hacer una estructura radial, que vaya totalmente del centro hacia todos los lados”.

Esta estructura permitió generar algunas variaciones para trabajar las preferencias de los músicos. Es decir, la estructura radial facilitó la construcción de guitarras que, según la posición de las tiras de madera que componen la caja armónica, tienen diferentes sonidos, favoreciendo a bajos o primeras, según los gustos de cada cliente.

Una patente que ratifica el legado

El 5 de septiembre del año 2012, el Instituto Ecuatoriano de la Propiedad Intelectual (IEPI) le otorgó a la familia Chiliquinga la patente por la creación de una “estructura de espinetas radiales para tapa armónica de guitarra clásica de concierto”. Tras la investigación de Hugo, que le llevó más de ocho años, y logrando obtener un resultado único, la patente llegó a manos de Consuelo Giraldo.

Para la esposa del maestro Chiliquinga, esta fue la motivación que los obligó a continuar con el trabajo. “El legado continua, que es lo más importante. Todos le tenemos amor al trabajo. Mi terapia es esto, encerrarme en cada guitarra, en cada frente que haga y pensar en él y en cómo hacerla mejor”.

Su hijo, que lleva su mismo nombre, también fabrica con amor y dedicación nuevas guitarras, con la sabiduría transmitida por su padre. Justamente, antes de la partida de Hugo, su última exposición de instrumentos se realizó en la ciudad de Cuenca y la primera guitarra en venderse fue la que construyó su primogénito absolutamente solo. Consuelo recuerda que Hugo lloró por la emoción que le generaba saber que su hijo pudiera continuar con la tradición.

Las Guitarras Chiliquinga viajaron por todas partes del mundo. Artistas como el Trio Los Panchos, Los Tres Diamantes, Jerry Rivera y hasta el reconocido compositor y guitarrista español de flamenco Paco de Lucía, recibieron una Chiliquinga. Por supuesto que los artistas nacionales también prefieren esta guitarra única. Hoy, el grupo La Toquilla es uno los expositores que más enorgullecen a la familia. Por todos aquellos que alguna vez tocaron unas de sus guitarras y por todos los que algún día lo harán, el legado continúa gracias a las enseñanzas del maestro.

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