Indicaciones Geográficas, una medida necesaria para el país
“Nuestros países deben utilizar las denominaciones geográficas, pese a la asimetría existente”, dice el argentino Carlos Correa, consejero especial en comercio y propiedad intelectual del Centro del Sur, en Ginebra.
En estos últimos años, Ecuador ha recurrido al instrumento de las indicaciones geográficas para proteger su cacao de alta calidad y los sombreros de Montecristi. Una indicación geográfica es un signo utilizado para productos que tienen un origen geográfico concreto y cuyas cualidades, reputación y características se deben esencialmente a su lugar de origen. Según el experto Carlos Correa, si bien los países en desarrollo pueden favorecerse con este instrumento, el nacimiento de las indicaciones geográficas tuvo otro fin:
“Indicaciones geográficas fue un gran logro de las comunidades europeas. No había un marco internacional de amplia aplicación antes del ADPIC. Claramente es un capítulo que corresponde a los intereses específicos de ciertas regiones y localidades europeas. No responde en gran medida a los intereses de los países en desarrollo, de los países más jóvenes, en donde no ha habido una tradición respecto de ciertos nombres, por ejemplo para productos agrícolas o quesos o vinos. De manera tal que es un capítulo que refleja fundamentalmente los intereses europeo y no del resto de los países. Hay limitadas oportunidades para que ciertas comunidades o localidades de países como Ecuador puedan utilizar esta forma de protección, que hay que explorarlas, pero claramente hay una muy fuerte asimetría entre los beneficios que puedan obtenerse de ese tipo de protección en países como los nuestros y los que obtienen los productores europeos”.
Carlos Correa es argentino, consejero especial en comercio y propiedad intelectual del Centro del Sur, en Ginebra.
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