“Los niños tienen derecho a saber que en el Ecuador hay cosas maravillosas”
Leonor Bravo es una de las referentes más importantes de la literatura infantil y juvenil en el Ecuador. Su obra enfocada hacia niños, niñas y jóvenes arrancó 35 años atrás y hasta la fecha cuenta con una producción de 30 libros entre cuentos, novelas, canciones y poesías. Su trabajo también ha sido reconocido en varios países de la región y sus textos han llegado a varias bibliotecas internacionales.
Leonor además viene realizado un trabajo infatigable sobre promoción de la lectura. Fue presidenta durante ocho años de la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil, Girándula, filial del International BoardonBooksfor Young People (IBBY), con la que organizó siete años consecutivos la Maratón del Cuento en la ciudad de Quito. Además, ha recorrido el país dictando talleres de escritura creativa y de lectura, con el firme propósito aportar en la formación de los niños y niñas.
Leonor Bravo comenta la importancia de rescatar las historias y tradiciones del país, así como sus futuros proyectos relacionados con propiedad intelectual.
En tus libros cuentas la historia del país y sus tradiciones ¿por qué es importante contar la historia común?
El primer libro que publiqué con ese tema es El viaje por el país del sol. El próximo año cumple 20 años ya, y es la narración de dos niños que recorren la historia del país descubriendo sus maravillas. Escribí ese libro en un año muy complicado para el país: estábamos en guerra con el Perú, no había luz, los niños hacían los deberes con velas o lámparas Petromax. Yo pensaba ¿qué es lo que escuchan los niños al medio día? ¿Que este país no vale la pena? Entonces, lo que hice fue contarles la otra cara de la moneda. Claro que a través de la fantasía porque, por ejemplo, vuelan encima del Sangay a lomos de una águila arpía. Pero eran reales, el águila arpía existe y el Sangay es uno de los volcanes más hermosos del mundo.
¿Existe una subestimación de lo que se les puede contar a los niños y lo que no?
La literatura infantil puede tratar, y de hecho trata, todos los temas humanos. Lo único que cambia es el tono para contarles a los niños determinadas cosas, pero los temas yo creo que son universales. Ya hemos superado esa época en la que se pensaba que a los niños sólo se les podía decir algunas cosas. Nosotros topamos temas profundos, como la muerte, como el sentido de la vida, porque nos pertenecen a todos los seres humanos y los niños tienen derecho a saber. Sobre todo ahora que tienen acceso a diferentes formas de conocimientos, muchas de las cuales no son conocidas por los padres, ni los profesores. El conocimiento al que ellos tienen acceso es gigantesco y de alguna forma la literatura guía en la comprensión de ese conocimiento cada vez más basto.
¿Cómo hablar de propiedad intelectual en la literatura infantil?
Yo creo que todo lo que vaya en beneficio de fortalecer nuestra identidad como ecuatorianos, nuestra identidad como personas, es muy necesario. El saber, por ejemplo, que el cacao es nuestro, que se originó en nuestra amazonía. El saber que existió una cultura hace cinco mil años, la Mayo Chinchipe Marañón, en la cual se encontraron restos de bebidas de cacao, a mí me puso tan feliz y me hizo sentir súper orgullosa, y creo que los niños se sentirán muy orgullosos al saber eso. Entonces, contarles a los niños historias sobre el cacao es fundamental.
Otro ejemplo es el sombrero de paja toquilla, que a nosotros siempre nos resintió que se le llamara PanamaHat, y aunque se nos explicaran las razones por las que eso ocurría, era doloroso, era un robo, nos habían quitado algo. Es importante que los niños sepan que es nuestro y que además es un producto súper cotizado afuera, que es parte de nuestros signos de identidad. Muchos artesanos trabajan con amor y con cuidado increíbles los sombreros. Los más finos, creo que tardan como seis meses en ser tejidos. Son cosas que los niños tienen derecho a conocer.
Estásplanteando un proyecto de literatura infantil que está encaminando estos temas, ¿de qué se trata?
Estoy proponiendo un proyecto inicial para trabajar varios temas sobre cacao, porque me parece muy atractivo para los niños. En algún país se hizo un concurso sobre cuál era la palabra más linda del castellano y ganó la palabra chocolate. Entonces estoy proponiendo este proyecto e invitando a participar a escritores como Edgar Alan García y Xavier Oquendo, entre otros, para que contemos nuestra experiencia. Por ejemplo, Xavier es ambateño y el chocolate en Ambato es una tradición muy cotidiana, muy casera, la gente desayuna chocolate, o toma chocolate por la tarde.
Después vendrán cuentos alrededor de la paja toquilla, para que se conozca todo el esfuerzo de los artesanos, todo el conocimiento ancestral que existe acerca del sombrero, de cómo se siembra la paja, se la cosecha, se la trata y se la trabaja.
Estamos planteando, además, un proyecto educomunicativo alrededor de la propiedad intelectual, dado la riqueza que nosotros tenemos en nuestro país en especies vegetales, en especies animales. Los niños tienen derecho a saber que en el Ecuador hay cosas maravillosas, que hay plantas únicas, que hay animales que no hay en otros lugares. Creo que es muy importante.
¿Por qué es importante abordarestos temas desde edades iniciales?
Porque las cosas más importantes de la vida uno las aprende en la niñez. Los niños tienen una cantidad de información de afuera increíble. Hay niños que se están criando con conocimientos foráneos y no conocen el país. Es súper importante que los niños conozcan nuestra historia y, sobre todo, a través de la literatura, porque la literatura en algún momento se vuelve patrimonio. Los libros logran empatizar con los seres humanos, con los sentimientos más importantes, con su parte afectiva y queda en la memoria, forma parte de nuestra historia. Es importante comenzar con los niños, pero también contarles a los jóvenes y a los adultos.
En El viaje por el país del sol, lo último que hacen los niños es conocer nuestra riqueza, porque los abuelos les dicen que de cada sitio al que vayan les traigan algo, que con solo verlos sepan de dónde vienen. Al final los abuelos con esos regalos forman el país y les dicen, “este es el tesoro que nosotros teníamos para ustedes, el Ecuador”.