Pueblos indígenas y saberes ancestrales presentes en la VII Cumbre de las Américas

La VII Cumbre de las Américas dará inicio formal este viernes por la tarde en el Centro de Convenciones Atlapa, en el sur de Ciudad de Panamá, en una nueva edición de esta cita continental que pasará a la historia por ser el reencuentro más cercano posible entre Cuba y EEUU.

Con la participación de la isla gobernada por los hermanos Castro desde 1959, la cumbre de Panamá también será inédita al contar con la participación de todos los países del continente, desde Canadá hasta Tierra del Fuego.

Pero mientras los medios acreditados esperan ansiosos la fotografía del estrechón de manos entre Barak Obama y Raúl Castro, hay otra cumbre que se desarrolla en paralelo encuentro oficial del que participan los Jefes de Estado de toda América.

Se trata de la V Cumbre de los Pueblos Indígenas Abya Yala, en la que participan cerca de 300 delegados de los aborígenes del continente bajo el lema “Defendiendo el futuro de nuestras naciones”, y es organizada por la Coordinadora de Pueblos Indígenas de Panamá (COONANIP).

En ella, los pueblos originarios asumieron el compromiso de realizar debates y construir las propuestas que se vienen haciendo desde la primera cumbre, con la finalidad crear una declaración que sirva como sugerencia para los diferentes estados que se presentan en la Cumbre de las Américas.

En la inauguración del encuentro indígena estuvieron embajadores, la directora del Instituto Nacional de Cultura de Panamá (INAC) Mariana Muñoz, el viceministro panameño de Asuntos Indígenas Irene Gallego y lideres de varias organizaciones de aborígenes.

Iguayokiler Ferre, cacique de Guna Yala, dio gracias a la madre tierra y los espíritus por la filosofía de los pueblos indígenas de Abya Yala (América), por el contacto y la creación de la naturaleza, añadió que éste es un territorio de lucha y esperanza, concepto que los gunas han tomado por un continente en el que han existido antes de otros estados.

Manifestó, además, que en los paneles se plantearán las propuestas y esperan que los Gobiernos del continente los entiendan, pese a sus ideologías capitalistas y neoliberales.

En estos espacios se discutirán temas como territorio, la criminalización de la defensa de la Madre Tierra, crisis climática, y derechos fundamentales que afectan a los pueblos indígenas.

La diputada panameña Ausencia Palacios, parte de la comisión de asuntos indígenas de la Asamblea Nacional y presidente del Parlamento Indígena de América, dijo que, según las estadísticas, hay 370 millones de indígenas que habitan en 70 países, con una población y grupos étnicos de mas de cinco mil individuos.

De estos, 55 millones son de América, que representan el 5 % de la población del continente y que un 15 % viven en extrema pobreza.

Palacios recalcó que la Asamblea de Panamá firmó un acuerdo con el presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, para cumplir en su periodo presidencial: la creación del ministerio de los pueblos originarios, el plan de desarrollo, la ratificación del convenio 169 de la OIT y la descentralización.

Sin embargo, los coordinadores indígenas se quejaron de la eliminación en la agenda oficial de la Cumbre de las Américas de la participación de las comunidades aborígenes.

Por simple “temor, el gobierno panameño y el comité organizador de la VII Cumbre de las Américas eliminó el Foro de los Pueblos Indígenas, que se venía realizando desde la Cumbre  de  Quebec, en 2001”, denunciaron los líderes de las comunidades ancestrales.

“Cuando pregunté en Washington por qué no habría esta vez Foro de los Pueblos Indígenas, me dijeron que el gobierno panameño había decidido eliminarlo. Creo que por temor a que los indígenas usemos este espacio para dar a conocer las deudas sociales que Panamá tiene con nuestros pueblos, en especial con casos como Barro Blanco”, indicó  Héctor Huertas, abogado de la Coordinadora Nacional de los Pueblos Indígenas.

Pero según el jurista panameño, los pueblos originarios nunca han tenido la intención de “sabotear” las cumbres, sino usarlas como plataformas para sus reivindicaciones. “Por escrito le solicitamos al Gobierno una explicación para esta exclusión, pero no hubo respuestas”, reveló Huertas.

Por su parte la activista indígena peruana, Esther Camar, quien también se encuentra en Panamá, lamentó la decisión del comité organizador de sacar al foro indígena, y calificó como “un retraso” en cuanto a los logros de inclusión y de respeto al espíritu pluricultural de las América.

La diputada y representante de la organización política de Nicaragua “Yatama”, Nancy Henríquez, explicó que a pesar de la exclusión, en este encuentro los pueblos indígenas pueden decirle a las comunidades que tomen en sus políticas la parte de sostenibilidad y desarrollo, y pedir a la Organización de Estados Americanos (OEA) crear un mecanismo para participar en la toma de decisiones.

La Cumbre indígena y la Propiedad Intelectual

La cumbre indígena se desarrollará en paneles como tierra territorio y recurso, autonomía y desarrollo, espiritualidad, derechos humanos, medio ambiente, género, cambio climático y consentimiento libre y previo a informar.

Justamente, este último, tiene una importancia relevante para los pueblos ancestrales, pues es el principio sobre el que se fundamenta el Tratado de Nagoya, un instrumento diseñado en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que regula el acceso y distribución de beneficios sobre los recursos genéticos y el conocimiento tradicional asociado.

Generalmente este conocimiento tradicional está ligado a la vida de las comunidades indígenas, quienes han mantenido prácticas y saberes ancestrales, que hoy interesan a Estados y empresas que buscan generar, mediante su aprovechamiento, riqueza y desarrollo.

El  Tratado de  Nagoya exige a los países miembros que si alguna empresa o institución desea tener acceso a los conocimientos ancestrales de las comunidades, en este caso americanas, debe respetar un conjunto de principios, entre los más importantes: la existencia del consentimiento informado previo de estas comunidades y la existencia de términos mutuamente acordados.

Es decir, que las comunidades ancestrales al permitir el uso de los recursos genéticos y los saberes asociados a ellos, a través de los términos acordados puedan acceder a beneficios, tanto monetarios como sociales.


 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Ir al contenido